En el contexto actual, la gestión de empresas de mediana dimensión requiere de aportaciones de las que, en el pasado, quizás había prescindido.

En la mayoría de empresas, nos encontramos en la actualidad –y desde hace muchos años− con equipos directivos formados por profesionales muy enfocados en sus respectivas áreas (ya sea finanzas, producción o ventas) y centrados en los mismos asuntos en que se han venido focalizando desde hace años.

Sin embargo, las empresas españolas enfrentan un futuro más complejo y con importantes retos. Muchas empresas, por ejemplo, van a tener que abrir su financiación a players que, a cambio de liquidez, desearán participar en el accionariado e incluso en la gestión de la compañía. En este contexto, cabe plantearse si el actual equipo directivo debería ser completado de alguna forma para que pueda situar a la empresa en una siguiente etapa.

Es aquí donde se debe valorar la incorporación y participación en el equipo gestor de profesionales expertos independientes.

Los retos que tienen las empresas por delante sólo los superarán con mucho acierto en las decisiones, tomándolas en base a datos objetivos, y planificando lo justo, pero llevando a cabo una ejecución precisa y eficaz.

La clave está en la ejecución. Habrá que identificar y tratar de minimizar los riesgos de cada decisión, abrir el campo de visión de los directivos y tomar algunas decisiones de forma distinta.

Por ello, la empresa que no lo haya hecho hasta ahora debe buscar la fórmula –La que sea, ¡hay muchas!– de poder contar con el acompañamiento de un consultor o consejero externo que le pueda aportar aquello que complemente bien al actual equipo directivo.

Complementar es, en este sentido, una palabra clave. Pues las empresas deben fichar aquello que no tienen en su compañía. Incluso a nivel de liderazgo. Estas son algunos de los aportes que un consejero externo puede hacer a tu compañía:

  • Su experiencia en la gestión de otras empresas ante situaciones similares. Este valor es especialmente útil ante situaciones volátiles o cuando el mercado se altera con facilidad, pues su experiencia permitirá a la empresa reaccionar rápida y favorablemente.
  • Una visión independiente no contaminada por el día a día. De modo que pueda tomar o proponer decisiones sin ataduras emocionales o lastrado por experiencias negativas anteriores que haya vivido la compañía.
  • Deberá proponer la aplicación de las mejores prácticas en gestión empresarial, las cuales ayudarán a la compañía a ser más eficiente.
  • Y, por último, si cuenta con una visión multisectorial, puede aportar a la gestión prácticas interesantes de otros sectores, así como tecnologías que se estén empleando en otros sectores y que puedan ser también de interés y utilidad para la empresa que lo ha contratado.

Cada empresa debe buscar “su fórmula” −ajustada a sus posibilidades y necesidades− para poder contar con la figura externa más adecuada que haga del actual equipo directivo la mejor “tripulación” para llevar el proyecto empresarial a una siguiente etapa.