Kreedit | Junio de 2017
Hasta hace sólo cuatro días el Banco Popular se vanagloriaba de ser el banco español con mayor cuota de mercado entre las pymes. Así lo proclamaban grandes rótulos en su amplia red de oficinas. Desafortunadamente, cantó victoria antes de tiempo. Probablemente, el origen de su caída va ligado a la misma política de riesgos que le hizo alcanzar tan elevada cuota de inversión en pymes. En cualquier caso, fue una política demasiado expansiva que llevaba aparejado un alto riesgo. Y que, por si fuera poco, se enderezaba con manifiestas malas prácticas. El Popular empleó algunas de las peores prácticas bancarias de antes de la crisis. No hablaremos en este artículo de sus estrategias de captación de pymes como suscriptoras de sus últimas ampliaciones de capital.
Pinchada la burbuja del Popular, son muchas las empresas que deberán afrontar un escenario que, por conocido, no es menos complicado. La desaparición del Popular del mapa bancario español provocará un hueco y una parte importante de la financiación que obtenían las empresas de esta entidad desaparecerá, o bien deberá ser, necesariamente, cubierta por otras.
Los empresarios más optimistas -si todavía queda alguno- pensarán que este hueco que deja el Popular lo cubrirá el Santander. Esto quizás sería así si no fuera por la altísima concentración de riesgo que recaerá en el Santander y porque, cuando ésta asuma el control del Popular, revisará, forzosamente, a la baja los criterios en base a los cuales fueron concedidos los generosos límites de que actualmente gozan las empresas que son clientes del Popular.
Lejos de alarmarnos más de la cuenta, debemos prepararnos y, sobre todo, ocuparnos para afrontar dicho escenario de la mejor forma posible. Es más, tenemos incluso la opción de verlo en clave de oportunidad. Una oportunidad que se nos presenta, una vez más, a golpe de disgusto, para diversificar nuestras fuentes de financiación bancaria y no compensar la pérdida de la financiación del Popular con ampliaciones de los límites del resto de nuestros actuales bancos. Sino que lo oportuno será cubrir esta baja con la incorporación de una o varias nuevas entidades -de las que hasta ahora no éramos clientes-, que fomenten la competencia en el pool bancario de nuestra empresa, que estabilicen nuestro nivel de financiación y que minimicen el riesgo ante futuras concentraciones bancarias. Porque, el baile, muy probablemente, no habrá acabado aquí.
Jordi Solé-Tuyá
Director Ejecutivo
Kreedit | financiación empresarial